Walberto Campos

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ALGUNOS SONETOS

SAN JORGE, MI PUEBLO

(NOSTALGIA)

Aquellas calles no eran de concreto,

sino de polvo cálido y de arena,

donde de niño me batí en faena

y que después abandoné en secreto.

 

Desde ahí, donde solo eran quebradas,

donde infantes jugaban con el viento,

de noche se admiraba el firmamento;

desde ahí, donde otrora eran cañadas.

 

El cercano volcán —tan altanero—,

adornaba el hermoso y fiel paisaje

en las frescas mañanas invernales.

 

En las humildes calles lucía enero

como rítmico baile de celaje,

brindando hermosas tardes eternales.

 

A LA MADRE TIERRA

Tus pasos debes agrandar, señora

para enfrentar al lóbrego misterio;

que tienes ojos en cada hemisferio

velando la llegada de tu hora.

 

Mide tus movimientos desde ahora;

que el necio en su salvaje ministerio

de lujo y ambición, no toma en serio

el daño que te causa desde ahora.

 

Ese opulento que a diario hace alarde

de su mal merecida y cruel ganancia

provoca sin piedad tu decadencia.

 

Ojalá que por mente del cobarde,

guiado por su impertérrita ignorancia

no muera tu decrépita existencia.

 

EL PAN MERECIDO

No hay culpa sobre aquel en buen estado

si lo ha logrado con gran sacrificio;

que se acostumbra al honorable oficio

de ganar con sudor lo más preciado.

 

Colma su mesa del mejor mercado;

con su labor se gana ese servicio,

pues ha tenido siempre como vicio

trabajar con dureza y ser honrado.

 

Tan merecidos son el pan y el vino

que son de su familia el alimento,

producido en aquel fecundo suelo.

 

La virtud ha sembrado en su camino,

de luchar por traer aquel sustento

que por sí solo no vendrá del cielo.

 

HIPOCRESÍA

Queremos predicar de diente a labio

sobre el camino más recto y eterno,

que ha de esquivar el paso hacia el infierno;

mas no usamos el método más sabio.

 

Y como cruel castigo a nuestro enlabio

podremos abrir vía hacia el averno;

que será tristemente sempiterno

y lleno de tristeza y de resabio.

 

Fingimos padecer el mal ajeno;

que si bien no es malo, tampoco es bueno,

porque es hipocresía encadenada.

 

¡Ojala! nos perdone aquél los hechos;

que por no andar caminos más derechos

cometemos así como si nada.