Walberto Campos

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UN POCO MÁS DE LA REALIDAD SALVADOREÑA

Compañeros correligionarios,

amigos del CDIPG

(Consumidores Directos e Indirectos de las Mentiras del Gobierno);

colegas poetas.

Vean que todavía tenemos fe;

como pueblo humilde y trabajador,

tenemos fe.

¡Miren si no es grande mi fe, que todavía pienso

que un nuevo gobierno cambiaría al país,

que lo haría mejor, más apto para ser habitable

y no tener que abandonarlo en busca de patrias frías y ajenas!

Pero no,

Sucede siempre lo mismo:

el país cambia a los gobiernos.

Una vez en el puesto

cambian radicalmente sus buenos ideales y dicen:

“Los anteriores tenían razón,

aquí en el pulgarcito increíblemente fluye leche y miel;

lo que pasa es que el pueblo no lo sabe.

Compañeros, ya ven.

Y nosotros que hablábamos tanta mierda del gobierno anterior,

ellos tenían razón, hay que “huevear”,

de todos modos el pueblo sigue dormido.

En el campo siguen sin mandar los cipotes a la escuela,

es decir, todavía se los puede dar paja con una pichinga,

una gorra o una camiseta barata fabricada por  esclavos de maquila....

En la ciudad parece que a los bichos solo les interesa la “jodarria”,

y los que logren graduarse de algo, de todos modos

se integraran  nuestro grupo...

¡ya ven compañeros!

No hay que ser pendejos; este mundo es de vivos...”

y por ahí se van sus discursos en privado mientras toman café y levantan las patas

para que la “Challito” o la “Juanita” pase el trapeador.

Pero yo todavía tengo fe.

Miren si no es inmensa mi fe,

que ahora que ya formo parte del grupo llamado “hermano lejano”

deambulando en esta patria que no me corresponde,

todavía creo aferradamente

que si llamo a un consulado de El Salvador en los Estados Unidos

me van  contestar...

¡Ah y eso no es nada!,

lo peor es que creo que el cónsul va a recibir mi llamada,

nada de secretarias o asistentes, el cónsul, ya ven, que grande es mi fe.

Pero, ¿de qué sirve mi fe?,

si cuando se llama solo te dice una voz computarizada:

“deje su nombre, su número y un breve mensaje

y nosotros le devolveremos su llamada”,

¡ah!

Pero antes de eso te dicen la dirección donde está ubicado el consulado;

los horarios de atención y cuando quieres dejar el mensaje:

“lo sentimos, el buzón de mensajes está lleno”.

Yo creo que deberían cambiarle;

y si está lleno debería decir:

Te jodiste, el buzón está hasta la mierda,

si necesitas un pasaporte ven al consulado,

si el sistema no se ha caído, con gusto te lo daremos,

y si tu partida de nacimiento no es vieja,

ah, y más te vale que estés haciendo “cola” antes de las seis de la mañana

o no agarrarás número y te irás sin nada de regreso a tu “tráila”,

perdón, a tu casa.

Y si por casualidad,

si por un milagro divino, ese buzón no está lleno,

compañeros;

creo que debería de decir:

“Disculpe, o nuestras oficinas están cerradas

o no nos da la gana de contestar.

Por favor deje su puteada después del tono”.



UN POEMA PESIMISTA


 


Pienso que mi tierra será, quizá por siempre,


cuna de vendedores ambulantes,


sastre del uniforme de cuilios medrosos y corruptos,


almohada de sueños robados y perdidos,


escondrijo indubitable de delincuentes,


cuneta de dipsomaniacos y putas


(esquina de la dipsomanía y del putaísmo)


espejo de doble rostro;


excusa para la “patraña piadosa”,


sitio propicio para la coartada más sucia,


mesa del negocio indecoroso,


sol quemante de labriegos,


sombra de ladrones de corbata,


hálito sofocante para los recién nacidos,


espacio para impertérritos y pávidos;


una vida muriendo,


una muerte viviente.


Será la carretera de sangre que conduce a lo más maldito,


pero también conducirá a lo divino;


será mausoleo de traidores y robadores de patria


y cenotafio de los desaparecidos,


de los que murieron inocentemente


y de algunos que han luchado por ella;


(aunque en parte ya lo es);


en pocas palabras, mi tierra será


única en su modus operandi,


la misma historia de siempre, escrita con sangre;


más bien dicho, mi tierra será


lo mismo que antes,


con algunas cosas más


que se han agregado con el pasar de los lúgubres años;


ojalá me equivoque y surja un cambio;


aun con mi poca esperanza, ¡lo deseo!


 


PENSANDO EN VOZ ALTA


 


He pensado y no he pensado en volver,


porque me entero a diario de lo que pasa en mi país,


(pero no a través de noticieros baratos, manipulados por políticos):


mujeres, niños y hombres descuartizados.


(Interfectos)…


¡Hoy está peor que la maldita guerra!:


Los mareros, los extorsionistas, los violadores,


policías cagados y corruptos, proxenetas y putas,


los ladrones de la asamblea (diputados también corruptos),


los alcaldes, autómatas e ignorantes, de pueblitos,


la pobre gente, que por su alto nivel de ignorancia


se deja engañar por una gorra o una camiseta barata…


He pensado en volver, pero no volveré,


he pensado en quedarme, pero quiero volver


y dejar de ser de “los eternos indocumentados”


la verdad no sé,


ojalá se arreglara toda esa mierda


en la que los politiqueros han convertido a mi país;


y así podré volver para admirar los ríos “majestuosos”,


los soberbios volcanes,


(que de seguro están hoy más soberbios,


por lo que acontece a diario)


las fértiles campiñas,


los “apacibles lagos”,


las doradas espigas en los campos,


el Cañal en flor que Alfredo Espino contemplara;


a desear tener dos alas….


Ojala dejáramos de ser los primeros en sacar el cuchillo,


los véndelo todo,


los cómelo todo,


los sospechosos de todo,


los “guanacos hijos de la gran puta”


 


PAÍS MÍO, ¡YA NO ERES MÍO!


 


País mío me dueles


porque ya no eres mío.


Te han vendido al poderío,


al imperio,


a las potencias mundiales.


Ya no me perteneces;


tal vez ni yo te pertenezco;


solo falta que gigantescas hormigas extranjeras


te levanten en peso cual mendrugo,


para ubicarte en el espacio aéreo


de alguna de esas mismas potencias mundiales.


 


TUS LÍMITES, PULGARCITO


 


Al norte con el contrabando y el chantaje,


al sur con el narcotráfico,


al occidente con secuestros y sobornos


y al oriente con violaciones y asesinatos.


Y se me olvidaba tu zona central:


ahí no tienes límites…


 


POESÍA BLANCA


 


Voy a escribir como me venga en gana;


por ahora me olvidaré de las tildes


de las comas y los puntos


de puntos y comas, y de las pausas rítmicas


dejaré de lado la métrica y los acentos


no mediré versos ni les pondré pausas,


diré palabras más comunes como: religiosos, hipócritas,


perros, políticos, gobierno, ladrón, flor, espina, hombre, animal,


mujer, serpiente, policía, corrupción, iglesia, ramera,


pero ahora, sí, ya vinieron las puntuaciones…


pero me olvidaré de sinalefas,


de hiatos, de diéresis y sinéresis;


no respiraré los diptongos ni los triptongos,


diré lo que me venga en gana y como me dé la gana,


aunque se molesten el cura, el juez,


el político, el pastor o el crítico literario.



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